Sr. Zaragueta:
Dado que ha tenido usted a bien dirigirnos un correo electrónico, hemos decidido contestarle para aclarar ciertas cuestiones que usted nos expone y que a nuestro juicio se alejan bastante de la verdad.
Respecto al tema de la “terminación de contrato” de Miriam como usted le llama, o despido por represión sindical como nosotros le llamamos, creo que se podrían aclarar ciertos extremos. El mismo día en que se despide a Miriam se contrata a cinco personas nuevas a trabajar en la planta. Que sepamos, nunca ha habido quejas sobre el trabajo desarrollado por Miriam, y tampoco es el primer contrato que se le hacía por parte de Indusal. Es decir, su capacidad laboral está acreditada por ustedes mismos. Pero prescinden de ella. Dice usted que en este país no hay nada obligatorio; es cierto, ni siquiera cumplir la ley; es algo que vemos constantemente en nuestra actividad sindical.
En cualquier caso, si es obligatorio o no para ustedes tener que contratarla de nuevo, ya lo dirá el juez, pero tengamos en cuenta algunos factores. Miriam tenía contrato hasta 2008, sustituyendo a una trabajadora que se había ido de la empresa, que estaba trabajando en otro lugar, y que según ella misma no tenía ninguna intención de volver a la empresa. De pronto, cuando aparece CNT en Indusal -le recordamos que estábamos a la espera de su contestación a la propuesta de negociación que le habíamos presentado y que no se había iniciado por nuestra parte ningún conflicto-, la empresa llama a esta trabajadora y le pide que se reincorpore al trabajo. Para conseguir que vuelva, se le ofrecen determinados incentivos como incorporarla a turnos solo de mañana, etc. Esta es la forma en que “finaliza el contrato” de Miriam.
Para nosotros, por tanto, si unimos que mientras se prescinde de los servicios de Miriam se está contratando nuevo personal, que no había quejas sobre su trabajo y que todo ello coincide con su afiliación a CNT y el planteamiento de determinadas reivindicaciones a la empresa, el resultado es propiamente un despido. Y para nosotros la razón es muy clara: mientras CNT estaba procurando entablar una negociación con la empresa de unas condiciones de trabajo mínimas, su respuesta es, no sólo ignorar cualquier tipo de negociación, sino además, prescindir de Miriam y obligarnos a entablar un conflicto por su readmisión, desplazando a un segundo plano el origen de todo esto: la mejora de las condiciones de trabajo en Indusal.
En cuanto al tema de nuestras “formas”, me repetiré diciendo que desde principios de marzo este sindicato le propuso a su empresa iniciar un proceso de negociación, de frente, legalizando la Sección Sindical, comunicando los nombres de sus integrantes, con una propuesta en la mano y sin ninguna añagaza. Repito también que nuestra postura fue de lo más flexible; no impusimos nada, no dimos ningún ultimátum y las únicas cuestiones que pusimos como irrenunciables fueron muy básicas; respeto y consideración a las personas desde la dirección de Indusal Alandalus y poder hablar con ustedes. Estas fueron nuestras formas. Las suyas, en cambio, fueron negarse a hablar absolutamente nada con nosotros. Eso sí, en el plazo que nos pidieron – y que les concedimos cabalmente- para “estudiar” nuestra propuesta –cosa que no hicieron y que solo utilizaron para ganar tiempo-, pusieron ustedes en marcha la realización de elecciones sindicales para intentar neutralizar a nuestra Sección Sindical y diseñaron el despido de Miriam para decirnos finalmente que no tenían nada que tratar con nosotros. Por tanto nos parece, que en cuestión de “formas”, poco nos pueden ustedes enseñar.
Además, posteriormente, todo lo que estamos diciendo en nuestra campaña es rigurosamente cierto. Ignoro si está usted bien informado de la situación laboral en la empresa, porque si piensa sinceramente que estamos tergiversando los datos, es que usted no los conoce. Cuando la CNT se constituyó en la empresa, las condiciones en que estaban trabajando estas personas era denigrante. Así se lo comunicamos a Lourdes Rodríguez y a Carlos Rojas en la única reunión que tuvimos con ellos. Obligación de realizar jornadas de diez, doce o trece horas. No saber que horario de trabajo tiene una persona para el día siguiente, conociéndolo unas horas antes de comenzar a trabajar, a través del móvil. Ser constantemente menospreciadas e insultadas por la encargada, la Sra. Rosario y su grupúsculo de “amigas”. Disfrutar las vacaciones en los días sueltos que la empresa les daba, que era cuando no había trabajo. Tener los horarios peores de la empresa por haberse negado a hacer horas extras; ser discriminadas en su trabajo sólo por no formar parte de la “camarilla” de la citada Sra. Rosario; no permitírseles ir a acompañar a sus hijos o maridos al médico en situaciones graves de éstos; descontársele el tiempo empleado en ir a consulta médica para ellas mismas; carecer de medidas elementales de seguridad e higiene, como los mismos guantes de látex; ser obligadas a limpiar los aseos cuando su tarea es otra bien distinta, en función de los gustos de la ya célebre Sra. Rosario. Y otras muchas cosas que no es necesario enumerar aquí. Y todo esto, Sr. Zaragueta, por 570 euros al mes.
En la reunión antes indicada, pusimos en conocimiento de D. Carlos Rojas estos y otros extremos, que al parecer, eran desconocidos para él –lo que permite pensar que tal vez sean también desconocidos para usted-, y le dejamos bien claro que según las trabajadoras, el principal problema en cuanto a trato personal en la empresa, era la actitud y las formas de la encargada y de su grupo de allegadas, que había generado un escenario de acoso laboral. Esta situación, que pareció cambiar en los primeros momentos, se reproduce ahora a través de otras trabajadoras que están haciendo la vida imposible a nuestras afiliadas. Comentarios insidiosos, desprecios, aislamiento e insultos, es lo que reciben de sus propias compañeras, eso sí, instigadas por la Sra. Rosario y auspiciadas, toda vez que no se resuelve, por la empresa.
¿Le parece a usted que tergiversamos los hechos? En cuanto a las condiciones de trabajo propiamente dichas, poco se puede tergiversar lo que termina en 570 euros al mes. En cuanto al resto, venga usted a conocerlos directamente y hable con las trabajadoras de CNT; le aseguro que no le cabrá duda de su sinceridad.
En cuanto al tema de las elecciones sindicales, no tengo inconveniente en explicarle muy resumidamente nuestra postura respecto a esta cuestión, que no es difícil de conocer por la multitud de escritos y libros que hay al respecto.
El derecho de los trabajadores a la negociación con el empresario no nace de las elecciones sindicales, sino del reconocimiento del derecho de los primeros a mejorar sus condiciones de trabajo. Es decir, las elecciones no son un punto de partida ni de llegada, sino tan solo un método para articular la negociación colectiva. No obstante, el derecho, como se ha dicho, pertenece al trabajador, y por ende, a las asociaciones que éste forma, que son los sindicatos. Ahora bien, el método elegido por los partidos políticos y los sindicatos UGT y CCOO en los inicios de la instauración de la democracia, fue restringir al máximo ese derecho, que es del trabajador, y entregarlo casi en total exclusiva a los sindicatos considerados “representativos”, a través de las elecciones sindicales. La intención era crear una estructura sindical –heredera del sindicalismo vertical y que en la práctica se aproxima mucho a ella- que excluyera de la negociación colectiva a cualquier sindicato que no fueran CCOO y UGT.
No obstante, la CNT decidió en 1977 no participar en ese modelo de elecciones por considerar que su resultado no podría ser otro que la desmovilización de la clase obrera, la esclerotización de los sindicatos y la creación, en su lugar, de unas corporaciones financiadas por el estado y las empresas que pronto se separarían por su propia inercia, de la defensa de los derechos de los trabajadores.
El tiempo nos ha dado sobrada razón. La CNT defiende la negociación directa entre empresarios y trabajadores, a través de las Secciones Sindicales en la empresa y no a través de unos representantes que no reconocemos, toda vez que su actuación muy pocas veces representa los intereses de sus representados. Defendemos el carácter asambleario de nuestros acuerdos y que sean los trabajadores los que tomen las decisiones sobre sus conflictos en lugar de que sea la estructura sindical, desde fuera, la que tenga el poder final de decisión.
Es por esto, sucintamente, por lo que no nos presentamos a las elecciones sindicales, considerando que tenemos íntegra nuestra capacidad de negociación con la empresa para todo aquello que afecte a nuestros afiliados. La ley –por las razones antes expuestas- nos reconoce el derecho de negociación y la capacidad de firmar acuerdos o pactos extraestatutarios con la empresa de idéntica validez a los convenios colectivos, aunque con sus limitaciones propias.
De hecho, y volviendo ahora a la empresa, puede verse el interés y la actitud de los sindicatos UGT y CCOO en Indusal. Si, como al parecer había en ella afiliados o militantes pertenecientes a esos sindicatos, muy poco se interesaron en la mejora de la situación de sus compañeras, aunque era “vox populi” entre ellos que las condiciones en Indusal Alandalus eran pésimas, -recomendaban a sus amigos que no pidieran trabajo allí-, y lo único que mejoraron fueron sus situaciones personales y particulares. Por abundar más, el preaviso de elecciones sindicales se presenta exactamente cuatro días después de que CNT comunicara a la empresa la creación de su Sección Sindical. El nuevo personal seleccionado por la encargada, Sra. Rosario, era aceptado en función de que aceptara votar a UGT. De hecho, la virulencia “electoral” ha llegado a tanto que una de las afiliadas a CCOO está siendo objeto de grave acoso por parte de la susodicha encargada y su grupo, por haberse negado a votar a UGT. ¿Hacen falta muchos argumentos más para saber a quién están beneficiando las elecciones sindicales, las gane quien las gane?
De esta manera y por supuesto, siempre a nuestro modo de ver, la auténtica y radical postura democrática es la nuestra; Los trabajadores no necesitamos representantes para hacer aquello que tenemos que hacer precisamente por ser trabajadores: defendernos. A nuestro juicio, eso que usted llama “posición democrática” no es más que el sostenimiento de una estructura oligárquica que para nada se acerca a la defensa de los trabajadores, y sí mucho a la defensa de las empresas, como en este caso, Indusal Alandalus.
En cualquier caso, la CNT es un sindicato. Por eso es lamentable que, en un sistema político que usted califica de democrático, tengamos que realizar medidas de presión, no ya por la exigencia de una u otra reivindicación, sino tan solo para poder sentarnos a negociar con la empresa las condiciones de trabajo de nuestras afiliadas. Parece, por tanto, una democracia bastante endeble.
Pero como decíamos arriba, somos un sindicato y nuestra finalidad inmediata es la defensa de los derechos de los trabajadores. Por eso, seguimos estando dispuestos a dialogar con ustedes, como ya lo estábamos hace casi dos meses, las condiciones básicas de trabajo de las trabajadoras afiliadas a CNT en Indusal Alandalus. Si no lo hacen es porque ustedes no quieren. Y contra eso no podemos hacer sino continuar en la campaña de información que hemos comenzado, poniendo en conocimiento de la opinión pública las situaciones expresadas más arriba y otras que no parece necesario mencionar. No caben por su parte entonces, ni lecciones de democracia ni mucho menos de otras formas políticas como las que usted cita en su escrito y que, a buen seguro, nosotros hemos sufrido mucho más que ustedes.
Intentaremos por todos los medios posibles difundir su comunicado al igual que éste.
Atentamente,
El Secretario de Organización de CNT Córdoba
Fdo. Francisco Javier Ortiz Vargas