
Los sindicatos CGT, CNT CTA, SUC y USTEA hemos convocado esta concentración dentro de la huelga general convocada este 15 de octubre.
En los dos años que ha durado esta última agresión contra Palestina por parte del estado de Israel, la sociedad civil andaluza se ha venido organizando y manifestando su rechazo a esta situación atentatoria contra los derechos humanos individuales y colectivos del pueblo palestino y que quiebra todas las reglas del derecho internacional.
Nuestras afiliaciones y nuestros sindicatos han venido participando de manera activa en las protestas e iniciativas de denuncia que se han producido en este tiempo; por ello, y haciéndonos eco de este clamor social que representa los valores por los que la humanidad puede seguir considerándose como tal, convocamos esta huelga. La presión social sigue siendo necesaria, para que tanto la Unión Europea como el gobierno español rompan relaciones con el estado genocida de Israel.
Como sindicatos, creemos en el derecho a que nuestras organizaciones sindicales y la sociedad en general puedan manifestar de forma contundente la condena a las actuaciones coloniales y genocidas del estado de Israel, que desde hace casi ochenta años viene desarrollando, entrando a formar parte con ello en la historia de la infamia, y que, como en otros contextos históricos, pasa por la apropiación de las tierras y recursos y por el encierro de la población en guetos, desposeyéndola de sus medios de vida y de sus derechos.
Hay que denunciar el precio tan inasumible que esta operación colonial genocida está suponiendo para el pueblo palestino. Israel, con el apoyo explícito o el silencio cómplice de otros estados, está llevando a cabo un genocidio televisado; no permitamos que las imágenes, por cotidianas, nos vuelvan tan insensibles que lleguemos a perder nuestra humanidad. No permitamos que el sacrificio de tantas vidas quede impune.
No debemos perder de vista que el reciente acuerdo, llamado de paz, no garantiza ni la recuperación de todo el territorio ocupado, ni el cese de las agresiones, ni la creación de un estado palestino, ni el futuro en paz y con derecho a la autodeterminación para todo un pueblo.
Porque sin justicia y sin restitución, la paz no es sino la imposición de la victoria.
Como seres humanos y como personas con conciencia, no podemos dejar pasar la ocasión de denunciar estas prácticas capitalistas de la necropolítica, de las que ninguna región y ningún pueblo del planeta están a salvo. Oponerse a este capitalismo del despojo y la rapiña, que destruye territorios, desplaza poblaciones y elimina pueblos es reclamar una política para la vida.