7. La enseñanza
Desde que realiza sus primeros dictámenes y congresos, la anarcosindical ha insistido en la necesidad de que los pueblos accedan a la cultura y salgan de la ignorancia.
Desde el siglo pasado nuestros sindicatos sostuvieron escuelas tanto para niñes como adultes en los que se enseñaban todo tipo de materias. Pioneros como Francisco Ferrer, fundador de La Escuela Moderna, nos dieron orientación pedagógica: Enseñanza mixta, niños y niñas en la misma aula. Escuelas sin exámenes, sin premios, sin castigos. Aprendizaje voluntario, sin repetición mecánica de conocimientos que no interesan a le niñe. Aprendizaje con diapositivas, con globos terráqueos…Ferrer buscaba en sus escuelas, personas nuevas, capaces de reflexionar y comprender con espíritu crítico lo que sucediera a su alrededor,"Capaces de buscar siempre lo mejor". Francisco Ferrer fue fusilado en 1909 por el odio que atrajo sobre sí por todas estas innovaciones.
En 1939 todo el proyecto educativo libertario fue destruído por el fascismo. Hasta nuestros días no han comenzado nuevos proyectos de este tipo en España.
En 1978, el colectivo Paideia de Mérida (Badajoz), comienza la experiencia más importante que existe en el campo del aprendizaje antiautoritario. Después de más de 15 años, este y otros intentos, han innovado el campo pedagógico. Paideia se propone que los niños y niñas sean capaces de vivir sus vidas, que sean responsables, libres, seguros de sí mismos, que aprendan a hablar en asamblea y a resolver allí sus asuntos, que planifiquen qué quieren aprender y cuándo quieren hacerlo.
Paideia es una escuela sin programas establecidos de enseñanza, que respeta los ritmos y etapas de maduración de le niñe, que no les ve como a seres dependientes a los que hay que educar, sino como a pequeñes compañeres, junto a los que estamos para ayudarles a superar las dificultades cuando surgen, si lo necesitan. Que promueve la cooperación, la comprensión, el desarrollo de la inteligencia y el equilibrio de la personalidad.
<i>"Frente a la agresividad, la tolerancia y la comprensión, y frente a la superioridad de unos sobre otros, la autogestión y autodeterminación social y colectiva". (Josefa Martín Luengo. Desde nuestra escuela Paideia)</i>
Son ya muchos años de andadura en solitario, sin ningún tipo de subvención de las instituciones del estado. Paideia cubre lo que es hoy la EGB. A pesar de no ser una escuela reconocida por el Ministerio de Educación, y estar obligados sus niños a realizar el examen de graduado escolar para pasar al BUP, les niñes pasan las pruebas oficiales.
Nosotres recordaremos siempre la escuela como un martirio, un lugar al que se iba a perder el tiempo, a aburrirse, a sufrir castigos, silencio, inmovilidad… La escuela antiautoritaria es un lugar de felicidad. Les niñes son felices, disfrutan de esos primeros años de vida tan importantes, tienen experiencias positivas. Habrá quien piense que cuando salgan de la escuela y entren en contacto con el mundo "normal", no van a saber adaptarse. Es exactamente al contrario. Las personas que aprenden a conocerse, a tener plena confianza en sí mismas, que saben sortear y superar los problemas, no responden a las situaciones que impone este mundo, de forma acomplejada, violenta, competitiva, agresiva e irresponsable, que es exactamente lo que hacen las personas educadas en la escuela tradicional. La enseñanza libertaria está además en permanente proceso de investigación y reforma, llegando a nuevas conclusiones, porque al fin y al cabo ninguna escuela libertaria puede competir con la escuela de la vida.
Nuestros sindicatos deben promover este tipo de experiencias, y dar su apoyo a las ya existentes, respetando siempre su autonomía, evolución e independencia.