En los últimos días el pueblo kurdo está viviendo una enorme escalada de violencia contra su población civil en Irak, Siria y Turquía.
El estado turco está bombardeando a la población kurda y apresando a cientos de activistas, saltándose el alto al fuego pactado y aprovechando el enfrentamiento con el Estado Islámico para masacrar al pueblo kurdo.
Hasta hace bien poco el gobierno turco había apoyado a los fanáticos religiosos del Estado Islámico y otros grupos yihadistas de manera descarada, y con la coartada del cambio de posicionamiento respecto a estos se están ensañando con la población kurda y contra la militancia y bases del PKK y sus simpatizantes.
Hasta ahora han sido las milicias kurdas las que realmente han frenado al Estado Islámico tanto en Siria como en Irak, luchando hombres y mujeres por una verdadera revolución social. Hay que destacar el papel que están jugando las mujeres kurdas en el conflicto participando abiertamente en las milicias e incluso formando un batallón compuesto sólo por mujeres. Caso este que adquiere más valor teniendo en cuenta la fuerte tradición y sociedad patriarcales de estos países.
Las continuas agresiones que está viviendo el pueblo kurdo, tanto por parte del EI en la guerra, como en continuos atentados (asesinando a 30 jóvenes militantes en un encuentro en Suruc y en otros actos políticos en otras ciudades), como por parte de los gobiernos de Turquía y Siria, con bombardeos, secuestros y persecución política demuestra que el pueblo kurdo está haciendo un enorme esfuerzo para defender su libertad y soberanía frente al oscurantismo religioso del EI y los gobiernos de Turquía y Siria.