El pasado viernes, la polícia detuvo en plena función a dos integrantes del grupo “Títeres desde abajo”, por haber mostrado en la representación un cartel en que se leía “gora alka-eta”. Poco tiempo después, un Juez de la Audiencia Nacional decidía el ingreso en prisión y sin fianza de los dos intérpretes. Por ello pretenden aplicarles el delito de “enaltecimiento del terrorismo”, castigado en el Código Penal vigente con la pena de prisión de 1 a 3 años y de un delito “cometido con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas garantizados por la constitución”, castigado con la pena de 1 a 4 años de prisión y multa.
Aunque podría ser la noticia de cualquier día de los inocentes, y por inconcebible que parezca, es cierto.
La obra, al parecer una adaptación de “La bruja y Don Cristobal” de García Lorca, es una parodia que critica la criminalización y los montajes policiales y mediáticos. Y precisamente han sido sus intérpretes los que han sufrido directamente una desaforada represión de mano de la policía y del juez (que fué policía en época franquista), que considera que un teatro de guiñoles es un acto de apoyo al terrorismo.