Estamos habituadas a considerar el 8 de marzo como un día festivo de reivindicación que muchas veces acaba en una banal celebración con comidas , flores y algunas colgándose medallitas por el ingente trabajo desempeñado para que su género alcance logros nunca imaginados. Parece que no tengamos memoria o puede que muchas de nosotras no conozcamos el camino que ha conducido a que el 8 de marzo se convierta en el día de la mujer y sobre todo de cómo se ha llegado a hablar de emancipación femenina y de igualdad.
Si hacemos un breve repaso a la historia de esta fecha, encontramos distintas versiones, que únicamente nos llevan a perder el tiempo mientras se dilucida si su origen se debe a la gran huelga del textil llevada a cabo en 1857 por obreras de la fábrica Cotton de Nueva York, que mientras unas se manifestaban por las calles reclamando la abolición del trabajo infantil, una jornada de ocho horas y el voto para la mujer. Otras 146 mujeres que hacían huelga eran asesinadas en la fábrica como consecuencia de un incendio provocado con bombas incendiarias, por denunciar las pésimas condiciones de trabajo y seguridad.
O por el contrario como afirman algunas historiadoras el origen de ésta celebración se halla en el movimiento internacional de mujeres socialistas.
Sea como fuere, lo que hay que tener presente son las condiciones de trabajo inhumanas, las violaciones, el machismo, las calamidades, miserias y explotación a las que la mujer lleva siendo sometida durante muchísimos siglos.
Es cierto que el sistema oprime a ambos géneros, pero en las mujeres se multiplica al recibir en primer lugar a igual que el hombre la opresión y explotación del sistema y en segundo lugar la del propio hombre.
Cierto también que tanto la mujer como el hombre en la mayoría de los casos hemos aprendido y asumido conceptos determinados por la educación recibida, la cultura y demás elementos que forjan el pensamiento y comportamiento del ser humano. La mentalidad existente de la supremacía de un sexo sobre el otro y la creencia de que las relaciones entre semejantes deben establecerse sobre una base de jerarquía y verticalidad nos lleva a una situación de desigualdad y por lo tanto comete mayores estragos y profundiza más dependiendo de la clase social y estrato al que por casualidad se pertenezca.
Desde la CNT apostamos por unas condiciones de trabajo dignas, por la igualdad de oportunidades, por unas relaciones basadas en la solidaridad, respeto y tolerancia al otro sexo, al extranjero, al que sea diferente por la razón que sea, al que opine libremente y sobre todo por una sociedad que potencie en las personas la capacidad de pensar y decidir por sí mismas sin imposiciones marcadas desde los poderes creadores de pensamientos alienantes.