
PAZ, LIBERTAD Y JUSTICIA SOCIAL
NO AL FASCISMO, NO A LA GUERRA
La JUSTICIA SOCIAL es la única solución para impedir el ascenso del fascismo y de la guerra como su conclusión inevitable. Y estas son nuestras reivindicaciones, que no son utópicas ni imposibles, son las medidas que los gobiernos llevan años ignorando sistemáticamente y que aparecen una y otra vez en los programas electorales para quedar en el olvido cuando la gente ya los ha votado:
Un posicionamiento claro e inequívoco, materializado en acciones y no en palabrería contra la masacre que el estado sionista de Israel está llevando a cabo en Palestina sin la más mínima oposición. Fin del comercio de armas con Israel.
Una posición negociadora y humanitaria en Ucrania, en vez de promocionar la guerra y la venta de las armas que fabrica el socio americano.
Derogación total de la ley mordaza. Basta de maquillajes y engaños.
Derogación de la ley de extranjería. Misma libertad de movimiento para las personas que para los capitales. Exigir el desmantelamiento de los campos de concentración de migrantes que jalonan Europa y que son la vergüenza del continente.
Compromiso para luchar contra la emergencia climática, pasando de regar con dinero europeo a las multinacionales energéticas a actuaciones que realmente sean útiles contra esta amenaza, que sí es real y tangible.
Una actuación real sobre el mercado de la vivienda para fijar precios máximos de alquiler evitando que sea refugio de especuladores y fondos de inversión.
Derogación del artículo 90 de la SS, fin de conciertos con la sanidad privada para conseguir una sanidad pública de calidad, universal y suficientemente dotada. Quien quiera un médico privado que se lo pague de su bolsillo.
Finalización de los conciertos educativos con entidades privadas, religiosas o no, para financiar con fondos públicos exclusivamente a la educación pública. Quien quiera una escuela privada que se la pague.
Desarrollar un sistema impositivo que grave las rentas del capital y los beneficios de las multinacionales, única manera de disponer de recursos para que no se sigan esquilmando las inversiones en servicios públicos.
Reforzar la protección social de las personas más desfavorecidas, con más empleo público, más inversión y asumiendo los servicios que hoy está en manos de organizaciones que compiten entre sí, convirtiéndose en muchos casos en empresas explotadoras de su propio personal.
Rebajar la edad de jubilación como medida para promover el empleo de las personas jóvenes.
Medidas efectivas contra la desigualdad: Es necesario reducir la diferencia de ingresos entre quienes más tienen y quienes menos tienen; porque con salarios de miseria y empleos precarios sólo se consigue una sociedad miserable. Cada vez se trabajan más horas, durante más años, para conseguir una pensión de jubilación cada vez menor, si es que se consigue.
Derogación del art. 169.2 de la ley de Seguridad Social mediante el que se impide que una persona pueda tener una nueva incapacidad temporal por una misma patología en el plazo de 6 meses. Continuamente se dan de alta a trabajadoras y trabajadores sin que éstas se hayan recuperado: estas personas se ven abocadas a ir a trabajar estando enfermas, o a dejar el trabajo e irse al paro sin nada.
Exigimos la derogación de la reforma laboral que este gobierno prometió y que nunca fué. Es necesario reimplantar los salarios de trámite y la indemnización por despido anteriores a la reforma de 2012, así como restituir los supuestos de nulidad del despido que son la única garantía contra el despido gratis y a voluntad del empresario. Mientras que exigir el cumplimiento de los derechos laborales suponga arriesgarse al despido, los trabajadores seguirán viendo el sindicalismo como una amenaza: es más fácil pasar de un trabajo basura a otro que defenderte para que el empresario no te robe.
Es inadmisible que se tarde años en llegar a juicio por una reclamación salarial o contra un despido. Porque esa tardanza significa impunidad empresarial: porque es imposible resarcirse de una decisión ilegal del empresario tres o cuatro años después de un despido y porque desincentiva, aún más, que las trabajadoras denuncien las ilegalidades a las que se ven sometidas.
Exigimos una inspección de trabajo que deje de ser algo burocrático y testimonial y que se dote de forma suficiente para que realmente pueda controlar las condiciones de trabajo en las empresas. Para no trabajar diez horas y estar de alta por tres o cuatro. Para que se puedan cobrar los pluses del convenio o tener la categoría que realmente corresponde sin tener que ir al juzgado y esperar durante años.
Dejar de financiar a la iglesia católica y terminar con los acuerdos de 1973 con la santa sede. Quien quiera confesionalidad que se la pague.
Exigimos unos salarios con los que sea posible vivir y no sólo sobrevivir. En sectores como la hostelería, el comercio o el agropecuario con frecuencia no se alcanza ni el salario mínimo por un trabajo a jornada completa.
Estas son algunas de las medidas que de llevarse a cabo, devolverían una esperanza a quienes ya no tienen ninguna.
Porque la justicia social es el único remedio frente a los fascismos.