Bulimia
Paradojas del destino. Aún humean los montes cuando media península casi se ahoga víctima de repentinos y grandes aguaceros. De extremos este reino de España; por ejemplo, a la cabeza de Europa en accidentes de trabajo y precariedad laboral, y con precios en la vivienda que hacen creer en milagros si se para uno a pensar en la manera en que las familias pueden hacer frente a semejantes pagos.
Pues sí, de los cuarenta y tantos grados a la sombra de hace unos días, hemos pasado a disfrutar de unas temperaturas menos desagradables y pasadas por agua en muchos puntos de la geografía peninsular. En el pirineo de Huesca han sido rescatadas más de 300 personas de dos campings, atrapadas por las trombas de agua. Estos acontecimientos no pueden sino traernos a la memoria tragedias como la de Bisecas (Huesca, Aragón); en wikipedia podemos rememorar lo que sucedió el 7 de agosto de 1996, cuando murieron 87 personas y 183 resultaron heridas como consecuencia de una riada sufrida en el camping Las Nieves, a un kilómetro escaso aguas abajo de Biescas. El camping estaba situado sobre en el fondo del barranco de Arás, justo antes de su desembocadura en el río Gállego, a pesar de lo cual se permitió su construcción al suponerse suficiente el encauzamiento del final del riachuelo. Ni que decir tiene que las previsiones fueron erróneas.
Nos viene también a la memoria la riada en Santa Cruz de Tenerife, el 31 de Marzo de 2002. Provocó por sólo 8 muertos, toda una suerte teniendo en cuenta que afectó a una zona urbana con prácticamente 300.000 habitantes. Al parecer, una serie de coyunturas hicieron que no hubiese tanta gente en esas fechas en las viviendas, lo que evitó una tragedia mayor. Por fortuna, la presa de Fumero (en la zona del barranco de La Leña) no llegó a romperse a pesar de que se abrieron fisuras importantes que obligaron al desalojo de 600 viviendas. La tromba de agua que ese día cayó se convirtió en una violenta riada que arrasó los barrios que se encontraban literalmente incrustados en la montaña, de forma que no hay separación entre la ladera y las paredes de las viviendas, sobre un terreno frágil como lo es la roca volcánica. De este modo, la riada arrastró todo aquello que se encontró.
Está claro que la naturaleza no respeta lo que la mano del ser humano le tiene preparado. Y eso se sabe. Se sabe que numerosos fenómenos naturales se pueden convertir en catástrofes por culpa de la intervención humana, y se asumen las víctimas. El beneficio económico prima. No importa que se alerte sobre el peligro. De hecho, en el caso de Biescas se avisó de la periodicidad de esas riadas (el Profesor Pedro Montserrat Recoder, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología-CSIC, alertó en 1988 de la peligrosidad de ubicar una instalación en un cono de deyección de un barranco). Es más, este mismo profesor ha advertido de la peligrosidad y el riesgo que supone el deslizamiento de la ladera izquierda del embalse de Yesa sobre poblaciones como Sangüesa (Navarra), por haber sido talado el quejigal que protegía la montaña (ver wikipedia). ¿Se estará haciendo algo al respecto? ¿O quizás sacarán a la luz estudios que digan que estadísticamente eso es poco probable?
Es increíble el nivel de irracionalidad al que el dinero rebaja al ser humano. Centenares de viviendas se ubican cercanas o en el mismo cauce de ramblas, barrancos,… Más y más urbanizaciones se levantan sobre lugares que ya se sabe de antemano que no van a tener asegurado el suministro de agua. ¿Dónde está la tan de moda ordenación territorial? El territorio está de todas formas menos ordenado. Cualquiera de nosotros podría gestionar con mayor previsión y más racionalmente de lo que lo hacen los políticos-técnicos de turno. Sólo nos haría falta tener una pizca de decencia. Hasta donde llegará esta vorágine, nadie lo sabe. Desde que se justificó la guerra y el asesinato amparándose en motivos económicos (¿no fue siempre así?), todo vale. ¿Qué son unas viviendas mal ubicadas al lado de eso? ¿Qué suponen unos cientos de personas arrastradas por el lodo? Parecemos estar enfermos de bulimia.