A finales de agosto el ejército turco ha bombardeado a la población kurda del Norte de Siria y ha dejado decenas de muertos civiles kurdos y militantes del las YPG.. Escudándose para llevar a cabo estos ataques en la seguridad de sus fronteras frente a “grupos terroristas”... Una vez más el gobierno de Erdogan ha utilizado esos argumentos para volver a atacar a un pueblo, el kurdo, que es el único que lleva luchando desde 2012 contra los verdaderos terroristras del ISIS. Grupos terroristas que están siendo apoyados desde hace años tanto por el gobierno turco como por Arabía Saudí o Catar. Todos estos gobiernos que son conocidos aliados y amigos de EEUU y la UE.
El presidente turco Erdogan sabe que en este mundo de farándula repleto de cámaras de televisión puede permitirse el lujo de ser un dictador, pero no de parecerlo, menos aún siendo amigo del DAESH. Tambien sabe que su alianza táctica con dichos fanáticos en contra de los demócratas kurdos no goza de demasiada buena fama en amplios sectores de la opinión pública internacional, sobre todo desde que esta criminal alianza empieza a ser conocida.
El gobierno turco ha permitido y apoyado que miles de camiones cisterna cargados de petróleo cruzaran la frontera turca para financiar al DAESH. Mientras los gobiernos occidentales han hecho la vista gorda, a la vez que condenaban el terrorismo.
Turquía pretende hacer creer que ha roto su alianza con el DAESH y ahora ataca sin freno al pueblo kurdo, señalándoles como terroristas, cuando han sido los únicos que de manera real se han enfrentado a esta amenaza en la región. A cambio los paises de Europa gozaran de manga ancha de cara a las deportaciones y el estado turco podrá transformarse en una inmensa carcel a cielo abierto para los refugiados sirios. En este silencio complice están numerosos gobiernos de Europa empezando por Francia que pretende desviar la atención de las exitosas protestas sociales fomentando el racismo, también está EE UU con su calculada ambigüedad respecto a la cuestión kurda y su apoyo inquebrantable a sus dos grandes socios de Próximo Oriente: Arabia Saudí e Israel.
Por supuesto, el gobierno español no condena estas matanzas del gobierno turco y también es un fiel aliado de Arabia Saudí, la mayor fuente de financiación del DAESH. Por otro lado, el gobierno sirio de al Assad, pasó de ser un enemigo en la región para EEUU y la UE, a convertirse en aliado occidental. Al final son el pueblo kurdo y sirio los grandes perjudicados por esta guerra y sus terribles consecuencias.
El gobierno turco se está apoyando en el desconcierto que ha causado el extraño golpe de estado de Turquía para implementar la represión y ataques contra el pueblo kurdo y las fuerzas del PKK y del YPG. Las potencias occidentales, una vez más, apoyan a los regímenes más tiránicos de la región, en esta ocasión al gobierno turco, y las masacres perpetardas contra el pueblo kurdo.
Desde CNT Córdoba condenamos los ataques del gobierno turco contra la población kurda de Rojava y la persecución contra sus organizaciones políticas y sociales. Y nos solidarizamos con la lucha del pueblo kurdo y la defensa de su soberanía frente a los diferentes gobiernos de la región e intereses geoestratégicos de las grandes potencias.
CNT Córdoba