Resultado de la tolerancia administrativa y judicial con los grupos fascistas
El pasado domingo un joven antifascista de la localidad de Fuenlabrada, en el sur de Madrid, ha muerto de resultas de un apuñalamiento por parte de un militante nazi skin en el interior de la estación de metro de la plaza de Legazpi, en el distrito madrileño de Arganzuela. Otro joven antifascista ha resultado herido de gravedad y hospitalizado de urgencia, mientras que se cuentan varios heridos de distinta gravedad. Al parecer, uno o varios militantes nazis kins también han resultado heridos de distinta gravedad, entre los cuales se encontraría el presunto asesino, que según informa hoy la prensa ha entrado en prisión.
La circunstancia de este trágico resultado es la convocatoria de una concentración fascista y racista por parte de las juventudes de Democracia Nacional, un grupo que sorprendentemente goza de estatuto legal y que de no ser por la protesta antifascista, se disponía a celebrar su marcha xenófoba con toda tranquilidad en el barrio de Usera, lo que constituye una extraordinaria provocación. Un portavoz de esta organización fascista ha afirmado que su manifestación, de explícito lema racista ("Contra el racismo anti-español"), había sido autorizada por la Delegación de gobierno de Madrid. De confirmarse este extremo, estaríamos ante un hecho gravísimo de indiferencia y/o connivencia con el racismo y el fascismo organizados, violando incluso los artículos del código penal que castigan el racismo y la xenofobia.
Colectivos antifascistas están convocando concentraciones de repulsa, ante un nuevo episodio Racista y Xenofobia, que en los últimos días se ha recrudecido con el pega niñas de Barcelona, el inmigrante tetraplejico a causa de una paliza, etc.
Curiosamente, cuando se produce uno de estos sucesos, en los que la violencia es ejercida por los nazis, los medios de comunicación y la policía siempre intentan que recaiga por igual entre fascistas y antifascistas. El resultado “oficial” suele ser una especia de reyerta entre “bandas juveniles”. Pero la realidad es muy distinta. Por un lado, un Tribunal reconoce a un grupo fascista (que debería estar ilegalizado, si los políticos pusieran el mismo enfasis contra los facciosos que contra los partidos vascos), la posibilidad de convocar y llevar a cabo una manifestación de claro contenido xenófobo (que debería prohibirse con la ley en la mano). Al resto de la sociedad nos toca mirar y permitirselo. Pero cuando esto no es así y algunos se deciden a salir a la calle para decirles que no nos vamos a estar quietos, resultan agredidos o asesinados como en este caso y encima criminalizados por la policía y los jueces. ¿Si los antifascitas son tan violentos porqué siempre caen ellos víctimas de la violencia?
Claro está que estamos en un país donde uno puede ser acusado de apología del terrorismo por decir cualquier cosa, pero donde se puede defender el franquismo y el fascismo con el apoyo de los órganos el estado, que hace, cuando menos, oidos sordos. Ya pasó en los años 30 del siglo XX: el fascismo encontró la tolerancia del estado y de una gran parte de la población de Europa que miraron para otro lado. No hagamos lo mismo otra vez.