La realidad que encontramos en el campo y el trabajo agrícola en la actualidad es lamentable. L@s trabajadoras/es del campo en Andalucía y en todo el estado son de l@s más afectad@s por la situación económica actual a pesar de la invisibilización de los medios de comunicación.
Actualmente un/a trabajador/a agrícola cobra un sueldo muy por debajo del de otros sectores. Por ejemplo, aquí en la provincia de Córdoba el sueldo está en 42 euros por jornada, el más bajo de toda la comunidad. Además en el último Convenio Provincial firmado por UGT y la patronal se incrementa la jornada laboral y se mantiene el mismo sueldo, además de imponerse legalmente unas condiciones de total sumisión por parte del trabajador que en la práctica no puede oponerse a las directrices del encargado o manijero, por muy descabelladas que estas sean. Esto sumado a la eventualidad del trabajo en el campo hace que este sea uno de los sectores más precarios laboralmente.
El problema del campo en este país y sobre todo en la región andaluza, en concreto, viene de largo y arrastra los mismos problemas que hace décadas. Tras la llamada Transición y con el nuevo régimen político se pretendió contentar a los jornaleros con el denominado PER y la renta agraria, con el objetivo de que los pueblos no se quedarán abandonados y de apagar las protestas en el campo. La Reforma Agraria volvió a ser papel mojado y la distribución de la tierra siguió en manos de unos pocos terratenientes y familias que todavía hoy concentran la mayor parte de las tierras.
Los trabajadores del campo han sido y son menospreciados y ninguneados por los gobiernos nacionales y autonómicos, con unas condiciones laborales penosas y con cada vez menos derechos. Unido a esto está la discriminación de la mujer en el trabajo agrícola, negándose muchos empresarios y manijeros de manera sistemática a contratar a mujeres en las temporadas agrícolas.
La cada vez mayor mecanización del sector agrícola, las políticas machistas y sexistas mencionadas de los empresarios del campo y terratenientes, los cada vez mayores niveles de producción que se exigen en las cosechas, los Convenios cada vez más a la baja (eso si se cumplen), etc, hacen que este sector fundamental este en unas condiciones laborales comparables al siglo XIX.
Además de todo esto, en la coyuntura social y laboral en que nos encontramos con cerca de seis millones de parad@s, precariedad laboral generalizada y recortes de prestaciones y derechos laborales y sociales, muchas jornaler@s no tienen más remedio que trabajar en estas condiciones en algunas campañas como el ajo o la naranja, en las que ni siquiera se paga lo estipulado en Convenio, por el mero hecho de conseguir las peonadas agrícolas necesarias y poder tener unos mínimos ingresos en sus casas.
El requisito actual en el campo para cobrar la renta agraria es de 35 peonadas(este año se quedaría en 20 por la baja producción de la campaña de la aceituna), además de tener un año entero cotizado en este régimen. En años como este en que la cosecha de la aceituna, fundamental en esta región, no ha representado ni un 20% de la cosecha del año anterior y teniendo en cuenta la poca diversidad de cultivos debido a las elevadas subvenciones y ayudas al olivar a los grandes propietarios, hacen que juntar estas peonadas para muchos jornaleros sea muy complicado.
Pero a pesar de las condiciones de trabajo miserables en el agro y la falta de derechos de l@s jornaler@s, nos encontramos con una minoría de familias aristocráticas, constructores y de grandes fortunas que reciben millonarias ayudas de Bruselas, sobre todo en las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén, y acumulan miles de hectáreas, mientras miles de familias no pueden acceder a los recursos básicos y cada vez son más las que viven en situaciones de extrema pobreza, con índices cada vez mayores de pobreza infantil.
Históricamente la CNT ha tenido una fuerte presencia en el campo y hemos seguido el lema de la tierra para la/el que la trabaja. No sé pueden permitir que el campo esté en manos de unos pocos millonarios y que se den estas condiciones laborales y estas políticas agrarias en pleno siglo XXI.
Esta situación se puede cambiar estando informados y organizados, denunciando las condiciones laborales en los tajos y a los empresarios que no cumplen los Convenios y se aprovechan de la situación de necesidad de much@s trabajadoras/es del campo, a la vez que nos organicemos para conseguir mejores Convenios.
Por todo esto, desde la CNT de Córdoba, exigimos la eliminación del requisito de las peonadas para cobrar el paro agrario y la puesta en marcha de una renta básica, que haya un banco de tierras públicas para l@s trabajadoras/es desemplead@s, mediante expropiaciones de tierras baldías y desaprovechadas, que sean trabajadas de manera autogestionada, y que a la vez que se actúe contundentemente para que se respeten los derechos laborales en los tajos.
CNT Córdoba