En un artículo publicado en las páginas de opinión de el día de Córdoba, titulado ‘Eppur si muove’, se ofrece una particular visión sobre la gestión de la Memoria Histórica. Una larga, culta, y documentada reflexión sirve como excusa para introducir el siguiente texto:
Así, el 30 de abril, se puso de manifiesto, por un lado la colaboración interadministrativa de la Junta en impulsar y favorecer las acciones necesarias para este objetivo humanitario que es sacar del anonimato más cruel a una enorme cantidad de personas a las que se les negó hasta el recuerdo. Se clausuró el primer Taller de Empleo de la Memoria Histórica que se ha celebrado en Andalucía y que ha estado bajo la tutela del Comisariado de la Memoria Histórica de la Consejería de Gobernación y Justicia, la colaboración de la Consejería de Cultura y la financiación del SAE. Una experiencia que, sin duda, será ejemplo de otras muchas pues es una forma de canalizar, con grandes resultados, la incesante e incansable labor del voluntariado además de ser capaz de ofrecer formación y empleo. Por otro lado se puso de manifiesto cómo la incorporación de las nuevas tecnologías en la práctica de las exhumaciones se hacen cada vez más necesarias, no sólo en el ahorro de costes económicos sino en la obtención de resultados que son cada vez más precisos y útiles. La utilización de métodos geofísicos como el georadar permite localizar las fosas sin afectar al terreno y da información sobre la potencia de la misma y, lo que es más importante, permite planificar una excavación arqueológica en todos sus aspectos, sin las “sorpresas” que depara cualquier otra excavación sobre el llamado patrimonio histórico. Permite no sólo la formación del personal que participa en la excavación, también la programación precisa del resto de técnicos que deben participar como antropólogos o forenses etc… Los trabajos de exhumación necesitan de una larga labor de investigación, tanto en archivos como en campo buscando y entrevistando familiares para elaborar la llamada ficha ante mortem, documento imprescindible antes de pasar a la excavación. Es evidente que algo se sigue moviendo. El Dia deCórdoba
Nada tenemos que decir acerca de esta isión personal sobre le Gestión de las Exhumaciones. Pero, esperamos que la muestra que se cita, el TE que ha excavado la Fosa de Castro del Río, no sea “ejemplo de otras muchas”. Por las siguientes causas objetivas:
En un año especialmente húmedo como éste, La fosa no fue protegida contra la lluvia (hasta que se inundó y se denunció este hecho públicamente). No se contó con el asesoramiento a pié de fosa de un antropólogo forense. Los restos no se exhumaron ni se embalaron de forma mínimanente conveniente.
Pero estas son cuestiones menores, lo más importante es que, no solo no se contó con los familiares, sino que no se les informó y se intentó ocultarles todos los pormenores de los trabajos que se estaba realizando en la fosa. Y sobre todo, consideramos que la Memoria Histórica no es ni un negocio para arqueólogos ni un yacimiento de empleo para captar subvenciones públicas. No creemos que la especialidad de “experto en exhumación de fosas” responda ni a una necesidad social ni a una demanda del merado laboral. No creemos que la Administración Pública deba Gestionar este asunto, son por el contrario las asociaciones de familiares las que deben hacerlo. La Administración ha de limitarse a facilitar las exhumaciones, no a Gestionarlas, ni mucho menos a convertirlas en una fórmula de promoción de empleo. Arqueólogos, antropólogos forenses, o documentalistas, no necesitan esta formación previa (para eso está la Universidad).
Reconozcámoslo en Castro del Río, no se han hecho las cosas como deben de hacerse, no le demos más vueltas, e intentemos poner remedio en el futuro. ESTE NO ES EL MODELO: que el próximo cuente con antropólogos, es lo de menos, lo demás es la filosofía misma de este modelo de gestión.