QUÉ HACEMOS para que las diversas formas de trabajar sean coherentes CON nuestras necesidades y no sea el mercado quien decide qué y cómo es EL TRABAJO.
Empecemos por aclarar conceptos: ¿qué entendemos por trabajo? ¿Lo reducimos al empleo asalariado, o incluimos todo aquel trabajo que produce y reproduce una sociedad (por lo general invisibilizado y no reconocido)? En tiempo de desempleo, precariedad laboral y vital, desigualdad, y malestar personal y colectivo, la pregunta no es en qué trabajamos, ni siquiera cómo, sino para qué trabajamos: para qué tipo de sociedad estamos dispuestos a trabajar.
Preguntémonos, individual y colectivamente, si queremos sostener una vida destinada al empleo que nos ofrece el mercado en función de sus intereses y necesidades.
¿Queremos seguir trabajando para conseguir una remuneración que nos permita consumir como hoy? ¿Nos atrevemos a imaginar y crear otras formas de relación social para depender menos del dinero y poder vivir de otra manera?